jueves, 29 de abril de 2010

Seres que pasean periódicos bajo el brazo

Si, hoy me siento como uno de esos seres de esa especie tan extendida ahora por las universidades que pasean el periódico bajo el brazo. Aún no se sabe bien el motivo de su conducta -de pasear el periódico- pero se intenta averiguar analizando el hecho de por qué lo adquieren. Normalmente atienden a motivos de que algunos periódicos que normalmente se pagan se pueden adquirir gratis en unos stand que hay en las facultades, y a esta especie sobrenatural le gusta coger todo lo que sea gratis, aunque luego no sepan para que sirven y den un repaso con la vista a la portada, a veces alguno hasta lee algún cúmulo de palabras y el que más, hace crucigramas. Otros de estos seres tienen asumido que un periódico no sirve para nada más que para tenerlo en el baño, pero lo pasean muy orgullosos como parte de sus complementos de ropa -ya sabéis: zapatillas de colores, relojes, pulseras, o periódicos... cosas que sirven para adornar, y en ocasiones. Otros sin embargo saben que encierra dentro una gran cultura, y por ello lo pasean en el brazo para que la gente piense que son más cultos. Hay personas que como yo, pasean periódicos igual que pasean libros en el bolso e igual que acumulan amigos a los que llamar: por querer pero carecer del tiempo. Yo me he visto paseando el periódico toda la semana, uno diferente cada día, y llevandolo de un lado a otro cogido de la mano con la iniciativa de encontrar un hueco donde por fin leerlo. Al final han sido todos abandonados en la esquina del baño, con la tristísima despedida del "luego te leo". Pero se acumulan, junto a las tareas de los luegoses, que nunca llegan. Porque la gran verdad es que el luego es un tiempo indefinido incorrecto.

sábado, 17 de abril de 2010

Hipo still alive

Había un hipopótamo sangrando tirado en la calzada dentro de un túnel. Debo resaltar, para que los lectores no se lleven un susto, que era de peluche. Eso, un hipopótamo de peluche. Una niña lo miró, pero no lo recogió. Parecía sucio. Una pareja de muchachos pasaban por allí cogidos de la mano y sintieron mucha pena. Imaginaron todas las historias que el hipo había vivido, imaginaron la cara del niño que lo había perdido. Lo recogieron y lo adoptaron para sanarlo y curarlo. A partir de ahí en esta historia se desarrollaron muchos acontecimientos difíciles de relatar y resumir: La Muchacha se fue de la ciudad y del país en el cual se encontraba el hipo y El Muchacho. Aprendió otro idioma, otra manera de vivir. Creció y olvidó al hipo. El muchacho se quedó allí, regaló el hipo a otra persona, que viajó mucho con éste. La persona se lo regaló a su vez a otra persona, que también viajó mucho con él, y le dio mucho cariño.
Unos años más tarde del día en el que el hipo fue recogido y adoptado, La Muchacha volvía a estar en la ciudad y cerca del túnel. Estaban en una barra de un bar, y El Muchacho también estaba allí, detrás de la barra. Ella estaba sentada, delante, con la mirada triste por los acontecimientos que el mundo está sufriendo, de cenizas, guerras y sangres. Bebían cerveza y hablaban de estas cosas. Cuando Una Mujer llegó y dijo a La Muchacha: "hipo still alive". Ella e sorprendió. ¿Quién era hipo? Otra persona preguntó en voz alta esa pregunta misma "¿Who is hipo?" Hipo, contó La Mujer, es un hipopótamo que ella -refiriendose a La Muchacha- recogió junto con él -refiriendose a El Muchacho- y lo salvaron, y ha estado con muchas personas viajando y ahora está conmigo". La muchacha no entendía nada. ¿Ella misma?. El Muchacho tuvo que mirarla, y decirle: lo recogimos del túnel, estaba sangrando.
El recuerdo golpeó tan fuerte a La Muchacha que se calló del taburete. O, quizás más que el recuerdo mismo, fue el sentimiento de haber olvidado el recuerdo sin entender cómo el que la golpeó. Nunca olvidaba nada, tenía memoria de elefante para pequeños detalles. Se sentía mareada. Sorbió el último trago de cerveza y comenzó a llorar: hay demasiadas guerras en el mundo, pero sin embargo un peluche de hipopótamo ha logrado sobrevivir a la maldad y al olvido, y me golpea su recuerdo para decirme algo.


jueves, 15 de abril de 2010

¡Voy a llenar las nubes de cielo!

Se abre el telón

Aparece una multitud de personas aplaudiendo. Gritan, ultra-sonidos, que son inentendibles para mí. Son demasiado fuertes, ¿o demasiado leves? Lloro. Me siento sorda y muda a la vez. Se abre el telón, no es rojo, como solemos imaginarlo, pero está manchado de sangre. Títeres bailan. Degollados. La película no tiene nombre, es la vida real.

martes, 13 de abril de 2010

Sueños de Fieltro







Ayer, en la inspiración del cumpleaños de una reina mora empecé por fin a utilizar el fieltro que había comprado, de muchos colores, porque tenía muchas ganas de empezar a crear con mis manos. Esta ha sido la primera cosita que he hecho. Yo estoy bastante satisfecha, feliz, además a su dueña le ha gustado y.... cuando tenga tiempo haré más y progresaré. Tengo muchas ideaaaas! Con tantas cosas que hacer... y tan creativa, y tan poco tiempo para hacer algo productivamente creativo....
Pero estoy que no paro!
¡Bien Bien bien!


Con esta pequeña mariquita comienzan mis sueños de fieltro, mis muñecos de trapo.
PD: si alguien está interesado en ellos... contaste conmigo.

domingo, 11 de abril de 2010

"Preguntas de un trovador que sueña", de Silvio Rodriguez

Increible y precioso.
Silvio Rodriguez titula su nuevo poema-denuncia "Preguntas de un trovador que sueña, (a Bertold Brecht, por sus Preguntas de un obrero que lee).
Lo que me llamó la atención y me sacó la sonrisa es que él también es un trovador que sueña. Y yo, sin saberlo. Tengo admiración hacia él y sus unicornios, y no sabía que se denominara tal cual que yo a sí mismo -aunque quizás es excepcional titulo de este importante texto- y por ello, me hace feliz doblemente descubrir este poema: por su nombre, y por su contenido. Y claro, La trovadora de los sueños tenía que compartir con vosotros las "preguntas de un trovador que sueña". Es un poema de Silvio con preguntas "retóricas"... algunas de ellas:

"Si algunas firmas meditaran antes de condenar las cárceles ajenas ¿resultarían incólumes las propias?" "Si la política imperial es responsable de algunas de nuestras desgracias ¿no deberíamos liberarnos también de esa parte de la política imperial?" "Si condenamos la guerra fría ¿nos referimos a toda o sólo a la porción ajena?" "¿Qué pasa con los negros? ¿Qué pasa con los amarillos? ¿Qué pasa con los blancos? ¿Qué pasa con los rojos, con los azules e incluso con los hombrecillos verdes?" "Si alguien roba comida y después resulta que no da la vida ¿qué hacer?"

El poema completo de "Preguntas de un trovador que sueña" podéis encontrarlo en múltiples sitios; los principales donde lo publicó el autor son aquí: Kaosenlared y en Rebelion.org

Pero además de este poema de Silvio, hoy quiero resaltar las consecuencias de ese texto, que las ha habido, -menos mal, esperemos que haya más. Y es que una de las preguntas fue contestada personalmente por un aludido y ha dado lugar a una correspondencia entre Carlos Montaner y Silvio Rodriguez , de varias cartas, que es digna de leer enterita. Yo personalmente, tras secarme las lágrimas de resignación, y recoger las balas de cañón que ambos lanzan, no quiero poner aquí explícita mi opinión -aunque me tenga que morder la lengua: La verdad no existe. Solo apunto que deberíamos llegara al abrazo y equilibrio. Y con las palabras de ellos dos, sobra. Descubrid vosotros los textos y sacad conclusiones.

La correspondencia íntegra entre Montaner y Silvio, aquí.

Y para acabar, algo que me ha sorprendido negativamente: una noticia de nuestro "periódico de referencia" para que veais que nosotros también tenemos censura, y que todos los países democráticos mienten al politizar las noticias a su manera en vez de analizar objetivamente. Aquí la noticia de El País de hace 6 días donde cambian el sentido de las palabras de Silvio a su antojo y para su causa -cosa que hacen todos los días. Si leéis la carta de Silvio y luego esta noticia veréis a qué me refiero.

Con este último párrafo no quiero dar la sensación de que me inclino a las opiniones de Silvio, porque pueda parecer por mis comentarios que quiero defenderlo y ya estaría yo también politizando esto. ¡No! Precisamente lo que quiero es lo contrario: analizar desde fuera todo lo politizado para sacar una versión más limpia. A Silvio Rodriguez lo respeto, lo admiro y lo amo como artista. Las opiniones políticas son otra cosa. Y como dije antes, todo el mundo tiene razón, o lo que es lo mismo, la verdad no existe, y menos en el teatro político mundial actual.





Cheronca

Me horroriza, me da mucha tristeza -que no pena- e incluso vergüenza ajena, que hagas como si no pasara nada.
Aún estoy esperando oír alguna excusa estúpida que me moleste pero me tranquilice, que muestre un signo de no-indiferencia, llegar a una discusión, a un abrazo o a un ajuste de cuentas, a una pelea dolorosa o a lo que sea, puesto que la solución que has tomado y sigue su curso es la que menos me gusta: impasibilidad, que es sinónimo de desprecio en la Real Academia. Resignación y volver la vista a otro lado. Esa opción es fría como la nada. Como el cristal, que deja ver lo que pasa a través de él pero no te deja tocar lo que está pasando, y mi rostro se queda pegado -con una mueca- a la lámina de una ventana imaginaria, observando cómo actúas. Esta nada es de un dolor inimaginable, porque no puedes asimilarla. Yo no puedo. ¿cómo puedes tú?
Y aún así, siempre queda la esperanza, alguien dijo. Todavía me queda la ilusión, tan estúpida que me ridiculiza ante mi misma, cada día, de encontrarme de tus ojos un simple ¿cómo estás? En vez de una ristra de palabras normales, risas e historias que en realidad, en estas condiciones, no me importan.
Pero supongo que no debo intervenir en el curso de tus decisiones. Ya sea por orgullo, terrible cobardía, respeto a ti, miedo, tristeza o ese frío veneno que es el cristal de la nada.
Pronto la esperanza del "como estás" pasara a la amargura de "que te vaya bien".

sábado, 10 de abril de 2010

Ciento catorce momentos se repiten como una indigestión en los huecos de mi memoria.

Admiraciones

Confieso que suspiro aliviada cuando las personas que admiro son mayores -en edad- a mi. Supongo que así me creo que tengo un margen de tiempo aún para llegar a algún punto cercano. Es cierto que cuando esa franja se reduce a tan solo dos o tres años, me quedo un poco pensativa, medio triste, y me doy cuenta que ya "soy mayor" y aún no me había dado cuenta.

viernes, 9 de abril de 2010

Irenita




Os presento a Irenita.
(¡ mi primer dibujo con la Bamboo!)
Como dije, volvería fuerte, con ganas, con innovaciones, con rescates, con personajes, con más irenes, con colores, con nuevas herramientas, con pinceles, brochas, palabras, sopas de letras, con rojos, con primaveras, recuerdos, y amalgamas, con juegos y ganas, y con sorpresas, alegrías y tristezas, y con muchas cosas más.
Bueno, no dije todo eso. Pero todo eso quería decir con mi promesa.
Irenita es y será la personaje de muchas historietas.
Espero que le cojáis cariño. También espero que no me la critiquéis mucho. Sé lo limitada que está su coloración y volumen. En un futuro os agradeceré la lluvia de criticismo, pero hoy, para el garabato que me he conseguido realizar en una hora con mi nuevecita Wacom -la hora completa con una sonrisa de oreja a oreja como esa, de niña pequeña- espero me dejéis disfrutar de mi satisfacción personal repleta por hoy.

¡Hasta pronto!

jueves, 8 de abril de 2010






Sesión en un Photoautomat (fotomatón) de los antiguos en Berlín. Fue allá por abril hace exactamente más o menos un año, cuando quería resumir con dos euros qué era YO en la ciudad alemana. Un mapa por allá, la nueva cámara de fotos, unas gafas de sol, y muchos más elementos y sentimientos que también salen en la foto, aunque no se puedan ver.
Luego me volví adicta a ellas - a las fotos de fotomatón, con todos mis visitantes, con desconocidos. También a ellas - a las Irenes.

Renovando cosas y resurgiendo.
Limpiando y actualizando informaciones informáticas y de paso, toqueteando la nueva Bamboo -por ello el hola rojo cutre... son mis primeros pasitos!

Hola.

La Libreta Roja -a tinta cruda

Hay cosas que me gustan. El chocolate, el queso con tomate, la cerveza y follar. El atardecer y la nostalgia, mentirme a mi misma un poco y desengañarme, contarme verdades, descubrir cosas que ya sabía, abrazar y reir, y hacer dramas. Llorar, y el café con galletas. Viajar y retornar. Descubir y empolvar. Y las mañanas de domingo, y las tardes en casa. Hay cosas que no me gustan: el picante, los gusanos, tener alergia a los gatos y el papel higiénico rosa. Y discutir por discutir, y no llevar razón. Y la arrogancia y el orgullo. El gotelé y el anís, el whisky y las películas de miedo psicológico o sangre gratis. O no acabar los libros que empiezo.
Hay cosas que no sé si me gustan o no, que me confunden. Que creo que las odio pero las hago, que me digo que me encantan pero me hacen vomitar. Como sufrir o amar. Como fumar. O emborracharme. O la fruta, que a veces no puedo vivir sin ella, y me deleito como con el más grande de los placeres y en cambio a veces no puedo ni verla, me da pereza pelarla, se me pudre en la nevera. Hay cosas que empiezan a ser ambiguas. Como comprar el periódico y llevarlo bajo el brazo sin leerlo.
Las prioridades vuelven a cambiarse, como si viviera en una sartén y fuera puro y fresco sentimiento salteado a fuego vivo. Que se quema o se cae fuera. Que está todo el día saltando. O como un cubo de rubik que alguien -de los que no saben hacerlos, de esas personas que nunca consiguieron de pequeños aprender a hacer uno y luego le cambiaron las pegatinas- lo estuviera haciendo. Pero haciendolo jodidamente mal. Y ahora amarillo aquí, y verde allá. Mi color preferido es ayer el azul y hoy el rojo. Soy irresistible y egocéntrica hoy y mañana no puedo enfrentarme a mirar ni al mango de la ducha que refleja un ápice de lo que ni soy. No.
Y siempre que pasan estas cosas, se necesita mucho tiempo. Un montón. Y aunque acabes de salir de un hoyo parecido, de repente aqui estamos, volviendo a pegarle patadas fuertes a la misma piedra como una muñeca de vidioconsola con la pila medio gastada y el botón del mando de saltar bloqueado. ñec, ñec, ñec.
Tiempo, si. Para volverse a reconstruir, para pensar, para descubir de nuevo qué me gusta y qué no, para probar todo, para probarme a mí misma, y superarme o abatirme cada día, destrozarme y recogerme en pedazos cada noche para intentar ser el puzzle correcto por la mañana. Pero una pieza no encaja, y vuelta a empezar.
El caso es que cada vez estoy más cerca, y cuanto más cerca estás más duele. Estás más feliz y al mismo tiempo se llora con más intensidad. No tiene sentido nada.
Al fin y al cabo, una llega el día en que empieza a volver a empezar a empezar.
Con un libro mal escrito y bien tragado sobre guerra , historia política y arte. Con una frase, con un zumo de naranja. Con un beso en el ascensor, por coger un cepillo de dientes y un ¡ay!,¿que haría yo sin tí?. Por un donut, por uno o dos excesos en los incesos. Y todas esas cosas.
El caso es, que vuelvo a explicarme a mí misma, a las palabras, y a este mundo donde no cabe nadie más que yo , yo y las otras yos, y no cabe ni él, ni tú, ni ellos, ni esa yo, ni aquel él.
Bienvenida al mundo, le dijo al alma, bienvenida a los buenos días, bienvenida al comienzo de tú, al final de las noches perdidas, a la realidad, tan dura y grande como una patata gigante que tengo que cargar nueve pisos hacia el cielo.




Vuelvo a recargar tinta y teclear fuerte. Esta vez de verdad.
Perdonen mi ausencia, ausentes lectores.
Me lavo la cara, los dientes, las manos: y a volver a empezar a empezar.

Los que decidieron pararse un ratito indefinido