viernes, 7 de mayo de 2010

parte primera

Pasaron por el puente, cerca mía. Olían a perfume y tabaco. Una mezcla asquerosa. Me volví para mirarla. En la oscuridad de su vestido negro, la luz de la colilla resplandecía entre sus pálidas manos. Como una armónica, el viento apresuraba mis pasos. Era de noche.

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Los que decidieron pararse un ratito indefinido