domingo, 30 de noviembre de 2008

Ahora recién

Me encuentro aqui, en este espacio tiempo suspendido en cualquier parte. Ah, ese precioso lugar, Cualquier Parte. Recien amplie mi vocabulario, pase por el tunel mas largo de ningun país: ocho kilometros para encontrarme con un abrazo, bebi vino ardiendo a taitantos grados, esos suficientes para mantener el calor de las manos a traves de la porcelana de una taza estilo navideñil, ese mismo estilo con el que las luces titilan de colores y sensación de consumismo y frío, de hipocresía y cariño. ¿tanto junto? Pues sí. Recién vine de patinar sobre el hielo que congelaba las grietas de mi corazón de trapo, también de reciclar la cerveza de mis venas, de escribir palabras que no tienen lengua, de hablar lenguas que no tienes palabras; recién visité el angel de la agonía, también rocé codos con el diablo de la felicidad, y degusté sillón con el espíritu de la filosofía. Me bebí el orgullo mezclado con todos los otros defectos en pajita de plata, y me emborraché de virtudes vacías, con risas de plástico verde y colores de plastilina, para después disputar con el viento un paseo por el frío bajo el suelo, resbalar con mi estupidez en el hielo y romper mi llanto en lágrimas de estalactita que no me dejan apoyar la pierna en el rincón de vida que me queda. Pero es tan bonita. Los desayunos recién, me vienen andando con los piececitos de madera hasta muy cerca de ponerse en el pedestal del ritual: panecillos como duendecillos, con mantequilla como cerilla, y dulces de colorines con chocolate, amapola e incienso. Y los besos con mermelada natural, de esa echa con nubes recien recogidas del cielo. A veces un poco amarga la píldora de la realidad,con vitaminas de mentira, pero en los periódicos nunca desaparecen las lindas palabras como Vida. Recién me tumbé en el rojo laberinto del sueño y desperté entre pesadillas, escupí en el agujero y traté de poner tiritas al mundo, y ahogar mis suspiros de humano resignado y asíduo a remedios baratos y ausencias y excusas. Pero no, recién revolví el armario un rato y el collage resultó curioso, oigan. Ahora visto muchas prendas -por eso del frío que hace aqui en ninguna parte, porque la nada es bien fría- pero todas son de colores, los colores de este collage llamado Ahora.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Carne putrefacta

Pues no, resulta que no estoy en este trozito de mundo para masticar carne podrida que otros ya han masticado. Pues, en la fábrica de olores y sabores cocino mi propia receta de sueños e ideas, propias, sí. Y no mastico: saboreo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Palabras Incomprendidas

Palabras incomprendidas.
¿De verdad quieres ser mi amante?- Quizás lo hizo mal. No le preguntó si quería ser su amante. No le preguntó qué quería ser. Puso en duda su ego. Puso en duda su entereza, ligeramente, quizás, sentimentalizada. Pensó que a veces la verdad es mejor suavizarla. Rectificó. - ¿Quieres ser mi amante?
¿Hay otra opción? – A veces la impulsividad es demasiado peligrosa. Ella puso cara de una respuesta temida, sí. Había la opción de no ser su amante. De no ser nada. – ¿Hay otra opción para estar contigo?
No lo sé… – Estaba a punto de añadir un “el tiempo dirá”. Pero por qué engañarse. Eso no es lo que ella pensaba. Para qué engañarle a él y atrapar sus sentimientos. Si acababa enamorándose de Franz ella sería la primera sorprendida, y para los dos sería una alegría que ahora tapa el miedo y la incertidumbre propia del conocerse. Para qué dar esperanzas que hagan que las propias ganas se desesperancen.- No.
Pues claro. – Pues claro que no había otra opción. Pero sonaba demasiado irónico. Pues claro; estaba claro. Él era esta vez el que sin querer había bajado la guardia y ella sucumbía a la traición de sí misma. ¿tenía que ser tan sincera, tan natural? ¿debía hablar las cosas que no se hablan, para así poder seguir soñando?- Pues claro que quiero ser tu amante.
Sus palabras eran incomprendidas, aunque sus besos fueran un torbellino de esencias alienadas en un mismo sentimiento estrictamente suyo y de sus bocas. Demasiado bueno.
Pero sus palabras eran incomprendidas. Y tan sólo un matiz distinto cambiaba el esquema de lo parecido.
¿qué era mejor? ¿hablar o dejar la imaginación? ¿naturalidad, sinceridad o verdades endulzadas que hacen más rosa la vida?
Desidia.
Ninguno de los dos tenía esperanza en nada. Y cuando nada tienes que perder, nada quieres ganar.
Pero él tropezó en sus propios principios. Lo que le causó una herida que se desangraba en venganza.
Encendió un porro y observó a Alma.
Tenía los ojos verdes y estaba desnuda. Sus cuadros estaban por todo el estudio, revelando parte de su interior. Pero demasiado oculto. Eran bellos por error, balbuceaban cosas sin querer. Porque Alma no quería pintarse. Quería todo lo contrario. Y conseguía así pintarse demasiado.
¿mejor no pretender nada?
Franz se tumbó, dejó lo que estaba fumando en el cenicero, sabiendo que Alma iría a cogerlo, y se durmió, antes de que ella pudiese echarlo para siempre.
Quiso irse entonces y decirle un duro hasta mañana que ella sabría que serían varios meses de castigo por las verdades que sacó a relucir. Por haberle echo darse cuenta de que estaba enamorado, sin querer, y sin saberlo.
Pero se quedó inmóvil.
Por la noche cogió valor y en vez de peinarle caricias se fue sigiloso.
Y al cuarto día le llamó Alma.
Ella hubiese querido decir “tienes la opción de intentar quitar mi coraza, de hacer que te ame”.
Pero no lo dijo. No podía hacer eso, ¡ella!.
Te portaste bien como amante la otra noche. Pero te dejaste tu ropa, y eso es una debilidad entre el arte de ser amante. ¿Vas a venir a por ellas o te has rajado en tu respuesta?
Y el supo que le gritaba perdón.
Por fin se entendían sus palabras incomprendidas.
Aunque él ya no fuera a por sus ropas nunca más.




Apagó doce cigarros y medio en su ego.Y fundó como amor un cenicero.Viejo y sincero.

martes, 11 de noviembre de 2008

El asesinato azul

Iba caminando rápido con mis botas rojas salpicadas de barro, marrón por cierto. Sonaba de fondo un jazz dormido de Calloway en una o dos lluvias de Baltimore. Chapoteaba en los pensamientos salpicando algo de desentendimiento, y esquivaba charcos mirando al suelo. Y de repente ahí estaba: la gota azul brillante ahogada en el charco, junto a las hojas otoñales amarillas y ocres, junto a las piedras sucias, junto a un papel desecho y un insecto nadando. Yo segui caminando, pero más alante hubo otra gota, y otra y otra más. Comencé a seguirlas con la mirada; iban más rápido que yo, deslizándose entre la tierra húmeda y el olor a lluvia, entre las hormigas y las ramas. Azúl brillaba aquellas lágrimas de tanta pena que no podían ser transparentes. Aqellas gotas de sangre real que alguien había ido derramando y nadie, había percatadose de su rastro. Sí, solo había dos posibilidades, pero me gustaba más pensar en la rana con sangre real. A cada paso encontraba nuevas, pequeñitas y grandes, a veces con formas, a veces más redondas, a veces charquitos muy pequeñitos. Quizás el ser real de sangre azul paraba mirarse la herida en aquellos puntos. O la pena había apretado más fuerte. La tierra había guardado cada uno de esas gotas brillantes, no se había tragado ni un mililitro, ni un matiz de brillo, ni había siquiera molestado se en absorber algo de cualidad de sangre real. Estaba impecable. Miré para atrás y para los lados. Otros estudiantes seguían el mismo camino que yo, vereda de árboles y musgo, tierra y barro, atajo de prisas. ¿Pero nadie se había percatado? Nadie miraba al suelo y yo no podía dejar de preguntarme por qué nadie reparaba en algo tan trascendental. Cab tampoco lo entendía, y me susurraba un Hi De Ho Man para ambientar mi momento. A cada nueva gota mi personaje real tenía un nuevo rostro, una nueva historia. Cuando el atajo finalizó me quedé parada buscando la siguiente gota, pero aparentemente no la había. Tuve que buscar mucho mucho, era realmente dificil entre la inmensidad de baldosas, hojas, tierras, hormigas, ramas, árboles, casas, charcos, lluvias y zapatos y pasos encontrar otra de esas gotas de sangre azul brillante real. Pero por fín la encontré, y luego la siguiente y la siguiente...
Que no, que no os vayais a pensar, no había ningún edificio azul metálico brillante.
En la esquina donde el sol había decidido alargar el brazo entre las nubes grises y enfadadas se habían sentado el enano, que bebía un batido de pitufo; la rana, que aparecía con su tirita en el hombro izquierdo y la florecilla, aquel pensamiento azul, que lloraba de pena... todas contemplaban apacibles el asesinato.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Tu sonrisa verde

El dia que me enamore de ti llevabas tu sonrisa impermeable verde convinada con un expléndido sofa vertedero. Te habia visto otras tantas veces con esa combinación, a lo largo de nuestros días sin acabar, de nuestras noches sin nubes y de los tiempos sin recuerdos. Era uno de los meses más normales de mi vida, cuando normal quiere decir eso que los hombres suelen usar para desprestigiar todo resquicio de novedad. Pues eso, normal. Pero ese día fue distinto, porque me enamore de ti.

sábado, 8 de noviembre de 2008

El País de las Cartas Perdidas

Hay un lugar donde todas las cartas extraviadas conviven felices y libres. Entre todo el polvo del tiempo est'an ellas tumbadas. Hay cientos. ¿cientos? No; miles. Se llaman varios nombres, el de alante y el de atrás normalmente. Cada una elige su favorito, aunque conozco a una que se llama Elisa García Rodero Para Matías Rey Gonzalez Calle del Olvido. Aunque muchos abrevian y le llaman La gran nombre del Olvido, porque siempre se olvidan de todo lo demás. En ese lugar las cartas se abren y se cuentan su contenido, porque tampoco saben hablar de nada más. Los sacos donde duermen titilan de viejos. Hay cartas de amor que aúnhuelen a perfume y lloran porque por su culpa hay n corazón roto esperando eternamente las palabras de sus hojas extraviadas en ninguna parte. Algunas todavía guardan -en lo más profundo de sí- la esperanza de llegar a las manos de su destinatario; en realidad casi todas, para eso nacieron. Hay algunas que son tan importantes que el mundo ya n oes igual porque ella se perdió. Otras contienen CDs importantes u objetos que familiares envían a sus hijos que estudian o habitan lejos, reales paquetes de supervivencia con notas de amor paterno, paquetes que las cartas se repartieron a partes iguales, aunque no saben qué hacer con ellos porque lo único que saben hacer es hablar y hablar. Yo conozco a personas que aunque pasan años aún abren el buzón esperando esa carta que está perdida. Pero, ¿donde están? Entre el polvo y el olvido... esperando el holocausto. Hablando y leyendo. Hay muchas muy cultas, con gran vocabulario. A esas les gusta hablar con cartas de otros idiomas. También están las de bancos y facturas, que normalmente se pasan el día discutiendo sobre números y cual es la dirección correcta de la sucursal que nunca conocieron, o la mala noticia deores los may números primos elevados que nunca mató de susto a nadie. Hay cartas que aún permanecen cerradas porque su religión les prohibe ser abiertas por alguien que no sea su dueño. Hay grupos de investigación organizacos que aún trabajan en averiguar cual fue el carácter fallido que las llevó a esa ninguna parte... pero ellas no saben que aunque la ilusión principal e inicial de sus vidas está rota, al menos no están en una mente que nunca llega a coger el boli o en una caja olvidadas por los dueños, muertas de pena. Ya se recibieron. ¿Y? A veces las ilusiones es mejor que no se cumplan.. en el país de las cartas aún se sueña. Aún hay poemas de amor de esos que ya no se escriben...

Voilá Moi




Hola, me llamo Irene, aka La Trovadora de los Sueños.
Me gusta perder el tiempo, porque no me llevo nada bien con él y si lo pierdes se lía. También me gusta coger todos los tornillos que me encuentro, meterme en cosas complicadas y muchas a la vez, leer libros en la calle, sonreír a los niños, estar en un sitio fuera de lugar quieta y mirar a la gente sonriendo para ver que hacen, cantar por la calle muy mal, quedarme debajo del agua caliente mucho rato antes de salir de la ducha con los ojos cerrados y sintiéndome viva, ir de noche a la playa con la bici para ver el mar durante horas y sentir la velocidad y el frío y la soledad y ...el resfriado, claro. Me gusta tambén soñar, pintar, e imaginarme la vida como una película o un comic. Soy un desastre, y mi cuarto nunca está ordenado, con lo que pierdo miles de cosas que no paro hasta encontrar en el amasijo de papeles, bolis, libros, fotos, peluches, cosas inútiles, cedés, sonrisas y ropa en el que vivo. Me pongo notitas a mí misma y dentro de poco empezaré a tatuármelas para que no se me olviden. Ya llevo uno recordatorio. Como pasta casi todos los días y ensalada, porque odio cocinar para mí sóla, como suelo vivir. Si vienes a comer con mucha gente cocino muy muy bien, porque le pongo mucha alegria, pero odio cocinar sola. En cambio me encanta todo en la vida. Me agobio/estreso a menudo como hobby, y soy una optimista bastante negativa y dramática como buena escritora frustrada con aspiraciones de artisticidad, pero siempre voy sonriendo porque a veces eso engaña al corazón dramático y se siente feliz. Me encanta bailar y discutir sobre cosas tontas para luego reírse de uno mismo. También me encanta llevar la contraria a la gente e inventarme palabras divertidas como buzquefasar. Cada mañana suspiro y aspiro la felicidad de un respiro y miro a la calle para desearle al sol un buen brillo. O a las nubes una buena tormentadera. Estoy aquí porque me gusta en general compartir, ver, aprender, conocer, esquivar, transmitir, escribir, sentir, hacequemiVidaArteSueñonoseasoloparamí....
Voilá, moi.

Los que decidieron pararse un ratito indefinido